La economía argentina está estancada hace bastante tiempo. El último ciclo importante de crecimiento fue la etapa 2003-2011. Las consecuencias de esa dinámica descendente, que comenzó con el Rodrigazo-dictadura cívico-militar, son desoladoras. En su cuenta de X, el director de Planificación Productiva de Fund.ar, Daniel Schteingart, apunta que «desde 1970, Argentina estuvo casi la mitad del tiempo en recesión. Pocos países tuvieron un desempeño tan pobre». El contraste con las naciones vecinas es muy fuerte. Por ejemplo, el período recesivo total de la economía chilena (21%), uruguaya (26%) y brasileña (28%) fue bastante menor al de Argentina (45%). La trayectoria errática de la economía local, sumado a un empeoramiento de la distribución del ingreso, se tradujo en retroceso salarial. En ese sentido, un informe de CP-Consultores explica que «el efecto combinado de las crisis de 2018-19, la pandemia y la alta inflación llevaron a consolidar niveles bajos de poder adquisitivo. Actualmente, nos encontramos en niveles cercanos a los de 15 años atrás, asimilables a principios de 2011, último año de crecimiento vigoroso de nuestro país». El escenario es mucho peor para los jubilados. El último reporte de Cifra-CTA precisa que la jubilación media es un 28,15% inferior al 2015. En el caso de las jubilaciones mínimas, la merma real es del 44,5%. En la era Milei, los salarios de los trabajadores registrados privados están por debajo del nivel de noviembre de 2023, mientras que las remuneraciones de empleados estatales, informales y jubilados acumulan un retroceso superior al 10%. Ganadores y perdedores En ese contexto de caída de los ingresos, la recuperación de la demanda de algunos bienes y servicios puede sonar contradictoria. Por ejemplo, la cantidad de vehículos vendidos ascendió a 272.837 unidades en enero-mayo de este año, una suba del 79% respecto al mismo período del año anterior. Por su parte, el turismo emisivo creció 67,6% interanual en el acumulado del primer cuatrimestre del año. En total, 8.402.300 visitantes residentes vacacionaron en el extranjero. Más allá de que la desaceleración inflacionaria genera un escenario más favorable para el consumo, la disección de los datos explica esa aparente paradoja. Lo que muestran los indicadores es una profundización de una sociedad dual donde convive el aumento del consumo de algunos productos/servicios con la caída en la demanda de bienes esenciales. Dos botones de muestra. El consumo de carne cayó algo más del 10% en 2024, retrocediendo al nivel más bajo en 28 años. Por su parte, la venta de productos lácteos descendió 9,8% el año pasado, ubicándose en el valor más bajo de la última década. En términos más globales, el último trabajo de la Consultora Equilibra revela cómo tres indicadores de consumo básico (Ventas supermercados-INDEC, Ventas minoristas-CAME, Consumo Masivo-Scencia) continúan por debajo de noviembre de 2023. En su cuenta de X, el economista de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, comentó: «Venimos mostrando dicotomía entre performance del Consumo Masivo (fuerte caída y magra recuperación) y los Bienes Durables (fuerte expansión tras caída inicial). Pero no solo vuela el consumo durable, sino todo lo importado: turismo (servicio) y BienesConsumo final». Un dato de color. Según el sitio especializado Motor1.com, 2025 podría ser un año récord de patentamientos de Ferrari en Argentina. Ya se patentaron seis unidades y hay siete más en trámite. El año con mayor número de unidades patentadas fue 2014, con siete vehículos. Más Ferraris, menos consumo de leche y carne. Postales de una sociedad fragmentada y dual.